Amigos: quiero compartir este tema que me parece muy importante aportar soluciones a los gobernantes de nuestra REGIÓN ANACASH.
La interculturalidad es una respuesta propuesta a la diversidad cultural y lingüística existen en la región y el país. Es un proceso permanente de relación, comunicación y aprendizaje entre personas, grupos, conocimientos, valores y tradiciones distintas.
El objetivo de la interculturalidad es la superación de los prejuicios, los estereotipos, la discriminación y el racismo que suelen darse al interior de nuestra sociedad cuando la adversidad no es asumida y creativamente como una potencialidad.
Analizando la realidad en nuestra región, confirmamos que nuestra REGIÓN ANCASH es diversa.
La zona de la sierra con fuerte influencia de la cultura andina y la lengua quechua, con sus variantes son: Huaylas, Conchudos y Vertientes.
El horizonte costeño criollo, con fuerte influencia de la cultura hispano – urbana, además de la existencia de algunas comunidades de afro – descendientes, lingüísticamente la Región Ancash es bilingüe.
De las 20 provincias, en 18 de ellas se habla quechua, principalmente en las zonas rurales. Por ello, hoy podemos afirmar de la plena vigencia de la diversidad cultural y lingüística en nuestra región; sin embargo la lengua quechua y las tradiciones culturales y formas de vida de nuestros pueblos, todavía no son reconocidos como potencialidades y recursos para el desarrollo regional, aún se discrimina, se actúa con prejuicios, se invalida y se visualiza. Es decir, la diversidad cultural y lingüística no es parte aun de políticas públicas, regionales y locales.
Esto mismo ocurre en la educación, la lengua materna originaria QUECHUA no es empleada como fuente del proceso de enseñanza – aprendizaje; en la mayoría de las escuelas se i m pone la enseñanza en castellano a niños quechua hablantes; tampoco el castellano es enseñado con metodología de segunda lengua. Los elementos de la cultura local (conocimientos, saberes y prácticas) no son utilizados como recurso pedagógicos para generar aprendizajes pertinentes: mucho menos se promueve el conocimiento de la diversidad cultural de la región ni del país.
Los pocos avances del programa EIB en la región, promovidas por el MED y algunas instituciones, no son valorados en su verdadera dimensión, ni replicados en otros espacios similares, por las instancias del propio sector, autoridades locales, regionales, instituciones de la sociedad civil.
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