(Gloria Sánchez Campos)
En una campiña muy cerca al río vive don Ignacio, tiene una hermosa granja con muchos animalitos domésticos y están bien cuidados por él. Tiene pavos, patos, conejos, cuyes, gallinas ponedoras, una hermosa vaca negra con manchas blancas, muchos conejitos que se pasean por todo el campo que rodea a la granja.
Del grupo de las gallinas ponedoras, había una gallinita que cuidaba muchísimo su figura y se ubicaba en una esquina del corral para que todo el que pasara la mire y la admire.
Era Josefina, la gallina presumida, por su plumaje color canela brilloso, hacía alarde de su belleza y decía:
¿Te gusta mi piquito? Y las abría mirando al cielo, ¿te gusta mi colita? Y la meneaba como si bailara la marinera, ¡Qué uñitas más lindas que tengo! Y se acariciaba haciendo mimos.
Así se pasaba el día presumiendo y diciendo: ¡No hay otra como yo! ¡Soy la mejor de todas ¡ ¡Soy la única en el mundo!. .-Siempre se ubicaba en el mejor ángulo del corral para que escuchen sus vecinos lo que ella decía que: ¡era muy bonita, inteligente, hacendosa y hermosa! Cuando ya no le hacían caso, se cambiaba de lugar.
Con todas estas presunciones se hizo antipática y los vecinos ya no la querían, ver ni escuchar.
Muy lejos de su esquina, vio al elegante ganso que paseaba por allí, Josefina se acercó y le dijo:
_ ¡Gansito! eres guapo y elegante, tienes la cualidad de ser valiente, pero.. ¡yo soy más valiente que tú!. De pronto apareció jugando y dando los saltos el conejo juguetón y en uno de sus saltos cayó cerquita a Josefina, ella le dijo: .-¡Eres muy inteligente! Pero… ¡ yo soy más que tú!
_ ¡Gansito! eres guapo y elegante, tienes la cualidad de ser valiente, pero.. ¡yo soy más valiente que tú!. De pronto apareció jugando y dando los saltos el conejo juguetón y en uno de sus saltos cayó cerquita a Josefina, ella le dijo: .-¡Eres muy inteligente! Pero… ¡ yo soy más que tú!
Como nunca, fijó su mirada al suelo y vio que la hormiguita corría llevando la migaja de pan que encontró, la gallina murmuró: ¡amiga hormiguita eres muy trabajadora! pero…¡más soy yo! Y como siempre miraba a lo alto divisó una palomita que estaba en el árbol abrigando a sus hijitos, Josefina le habló: ¡eres muy responsable como madre! pero… ¡más responsable soy yo¡.
Y así con cada vecino que se encontraba, siempre presumía de algo y decía que era la mejor, ¿Dónde pueden encontrar otra gallina mejor que yo?
Con tanta presunción ¿saben lo que ocasionó?, que todos los vecinos se escondieran cada vez que la veían.
Así pasó mucho tiempo, hasta que nuevamente comenzó a decir a todo el mundo que era la mejor, la más perfecta de las gallinas y de tanta perfección quiere prolongar su especie, por eso decidió poner un huevito, el más perfecto del mundo.
Cuando tuvo el huevito entre sus alas. ¿Que piensas que hizo la gallina presumida?
Recorrió toda la granja de rincón a rincón mostrando su huevito a toda la vecindad diciendo: ¡Mira qué color! ¡Qué forma más exacta! ¡Qué tamaño¡ , ¡Qué hermoso! Así iba mostrando el “huevito perfecto de la granja”.
No se dio cuenta que los días pasaron rápidamente, de pronto un día Josefina escuchó que tocaban la puerta suavemente, luego que algo se rompía lentamente, después escuchó una vocecita muy extraña que decía: ¿Hay alguien aquí? – como nadie respondía volvió a preguntar .- Por favor ¿Me pueden decir, si papito y mamita se encuentran cerca? ¡ Me muero de frío y hambre! dentro de mi cofrecito estaba tan bien y cómodo y lo que estoy observando es muy diferente.
La mamá gallina se acercó a su huevito y se dio cuenta que aquella melodiosa voz salía del cascarón roto y era su bebé, un pollito feliz, risueño y coquetón.
La gallina Josefina muy contenta empezó a recorrer por toda la granja mostrando su bebé diciendo que era el pollito más bello del mundo y, ¡cómo no iba a ser si su madre es bella! el hijo también es bello.
Tanto presumía que sus vecinos de la granja quisieron a conocer a tan bello pollito. Y uno a uno se fue acercando e iban diciendo:
El pato: ¡Que pollo tan feo! Le falta una ala.
El pavo: ¡Es ciego! nunca podrá ver la hermosa naturaleza con sus colores y flores primaverales
También llegó el chanchito, como era muy tosco le dijo: ¡Que pollo tan feo y cojo!. Así pasaron todos los animales de la granja hablando en voz alta de los defectos que veían en el recién nacido.
¿Qué creen que le pasó a la gallina?
- ¿Se defendió?
- ¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡Noooo!
¡Se desmayó! de tanto escuchar los defectos de su pollito, ella creía que era el pollito más perfecto de la creación. Pero sus vecinos decían otra cosa.
Todos se asustaron de la reacción de la gallina Josefina, comenzaron a reanimarla diciéndola que su pollito era el más hermoso de todos los que vivían en la granja, que nunca habían visto otro igual. Pero Josefina no reaccionaba, asustados comenzaron a darle los primeros auxilios: la vaca le dio respiración boca a boca, el conejo le puso el tensiómetro para medir la presión, la tortuga corrió a traer el agua de azahar, la paloma voló muy apresurada a traer la ambulancia, el chanchito se puso a preparar la camilla y le trajo una manta para abrigarla, el pavo hizo un alboroto llamando a los vecinos para que ayuden a levantarla y mientras trataban de reanimarla no dejaban de decir: ¡Que plumaje tan bello que tiene el pollito! como la mamá, ¡Qué color tan brillante!, ¡Qué esbelto va a ser de grande!, ¡Qué tierno! ¡Qué risueño!...
De pronto, de un salto la gallina se puso de pie.
¿Qué se imaginan lo que hizo? ¿Cambió la gallinita?
¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡Noooooo!
Lo primero que dijo con la arrogancia y pretensión que se caracterizaba: “De una madre tan perfecta, jamás nacería un pollito imperfecto”.
El pavo, con sus buenos modales que tiene fue el primero que tomó la palabra y le dijo: - Querida amiga, queríamos darte una lección, pero no has aprendido.
Nosotros te queremos sencilla y humilde, no por lo que eres, sino, por lo que tienes en tu corazón.-agregó la tortuga.
La señora vaca se expresó:¡No importa como seas, queremos que sepas que siempre te vamos a querer; vayas dónde vayas, estés como estés!
A la gallina Josefina le rodó una lágrima por la mejilla y su hijito la limpió.
El pollito no entendía lo que estaba sucediendo, sólo veía que todos querían a su mamita y él se sentía muy feliz.
Viendo a su pollito felizla gallinita Josefina cambió su forma de comportamiento, ahora es una madre amorosa, sencilla, buena, generosa y muy querida por su vecindad, por eso las gallinitas ya no ponen un huevito, ponen muchos huevitos y también tienen muchos pollitos que cuando van a comer todos son obedientes y le siguen a mamá gallina en fila de dos, tres o cuatro filas como soldaditos amarillos.
Colorín, colorado este cuento ha terminado.